Llovía fuera y a mí me dio por sentarme en el porche de mi casa y ponerme a pensar…
Pensé que se estaba tan bien allí, sin teléfono, sin portátil y sin oir nada ni a nadie, que quizás fuese cierto aquello de que la mayoría de las veces «los árboles no nos dejan ver el mar».
Pensé que llenamos nuestras vidas de gestos, símbolos y emoticonos superficiales, de significado medio vacío, construyendo una verdad sobreactuada y andamos más escasos de gestos pequeños, no tan visibles pero más auténticos, ésos que tienen el superpoder de alegrar el día y hasta la vida a los demás.
Pensé lo bien que sienta «resetear» de vez en cuando y quitarle los accesorios superfluos a la vida, dejándola desnuda, sin filtros, recuperando su esencia primera y deseé que mis hijos, todavía pequeños, siguiesen disfrutando siempre de sus tartas de cumpleaños de un niño pobre, que llegasen a tener una mente abierta y crítica y que no les costase mucho o nada ser felices teniendo (incluso) que nadar a contracorriente…
INGREDIENTES para la masa:
-350 gr de harina (+ alguna más para «rectificar»)
-1 cucharadita de sal
-250 gr de mantequilla (fría y cortada en cuadraditos pequeños)
-110 ml de agua helada
-1 cucharadita de zumo de limón
INGREDIENTES para el relleno:
-Fruta (a nuestro gusto: fresas, frambuesas, manzanas, una mezcla de todas…)
-4 cucharadas de azúcar (aproximadamente)
-1 huevo (batido para barnizar)
-Azúcar para espolvorear
-Mezclamos la harina y la sal.
-Cortamos la mantequilla en cuadraditos pequeños y amasamos con los dedos.
-Hacemos un hueco en el centro y vertemos el agua y la cucharadita de limón. Amasamos con una cuchara de madera o con las manos. (Añadimos, si fuese necesario, más harina).
(Tmx: metemos todos los ingredientes en el vaso, 15 segundos, velocidad 6).
-Formamos una bola aplastada y la refrigeramos como mínimo 1 hora (o incluso toda la noche.
-Con un rodillo hacemos discos del tamaño que queramos.
-Colocamos la fruta y rociamos con azúcar.
-Doblamos los bordes de masa y barnizamos con el huevo batido.
-Horneamos (horno precalentado a 205 grados) durante unos 40 minutos o hasta que luzcan doradas.
El resultado son unas tortitas rústicas, con un marcado sabor a mantequilla, a las que la fruta les va de maravilla. ¡Que paséis una muy feliz semana!!!
Como de costumbre me siento identificado. Ha de ser que no estamos tan locos, o por el contrario, locos por igual. Haré un poco de esta delicia para alimentar nuestra locura colectiva y que el mundo siga girando hasta la siguiente reflexión lluviosa en el porche. ¡Nos vemos!
Uf, ya me siento mejor o menos rarita. Aunque me gusta más tu frase… locos por igual entonces, Pepe.
¡Nos vemos!! Un besito.
Que bueno es sentarse a disfrutar las pequeñas grandes cosas de la vida, y acompañadas de un dulce asi… aún mas. Preciosa fotografía como siempre Marta. Un beso
¡Muchas gracias, Noelia!!No es mala combinación, no. Gracias por tus palabras siempre!!!
Un besito.
Leyendo el post, recordé la última vez que vi llover desde fuera, sin paraguas ni preocupaciones; fue en casa de los abuelos, te acuerdas?, mientras los niños jugaban bajo el castaño, y no sé porque pero guardo un gran recuerdo de aquel momento. La receta estupenda, como siempre, feliz semana!!
Claro que me acuerdo, Susana… ¡uno de esos momentos mágicos!!!
Un besito grande.
Marta, hoy yo he hecho una reflexión parecida, lo bonito y significativo de los pequeños gestos, yo hablaba del día de la madre, de ir más allá de lo comercial , de compartir el momento y de agradecer todo lo que son para nosotros las madres, pero me parece igualmente extrapolable a muchas otras facetas de la vida, donde lo importante es el gesto, lo que significa el detalle en si, el disfrute y el compartir esos momentos, me encanta la receta y las fotos! Un besazo
¡Muchas gracias, Paula!! Pues me voy a leerte!!!!!!
Un besito.
Mi querida Marta: t
Te leo más que comento, pero quiero que sepas que siempre vengo a verte con alegría y salgo de aquí con esa sonrisa bobalicona, por tus entradas, la forma de contarlo, las fotos . . . en fin, que me gusta pasar por tu blog.
Y espero que por muchos años que vaya cumpliendo, no deje nunca de ver esos pequeños detalles de la vida y la gente que me rodea y quiero.
Cuando llueve, con lo poco que lo hace aquí, también disfruto mucho bajo el porche, sabiendo que no me mojo y lo que hipnitiza la lluvia, una sensación tranquilizadora, como mirar el fuego de una chimenea.
Bueno, y de la galette que has hecho, solo puedo decirte que me parece maravillosa.
No cambies nunca, mi niña, eres para comerte enterita
Besotes gordos y feliz semana.
Querida Nuria; siempre encuentras palabras bonitas para mi trabajo… ¡No sé ni cómo agradecértelo!!
Muuuuuuchas muuuuchas gracias, Nuria. Un besito grande.
A veces todo avanza tan rápido que sin darnos cuenta los pequeños detalles de la vida pasan desapercibidos. Tenemos que detenermos, repirar hondo y disfrutar más de todo lo que nos rodea!!!!
Como ya sabes me encantan tus post llenos de tanta sabiduria y de tanta cosa rica por supuesto. Que rica esa galette de frutas Marta!!!
Un besito,
Sandra von Cake
¡Muchísimas gracias, querida Sandra! No sé qué haría yo sin tus comentarios!!
Un besito enorme, Sandra.
Los pequeños gestos cotidianos son los que hacen que la vida sea maravillosa, con sus más y sus menos… los que tenemos hijos pequeños creo que aprendemos a valorar cada pequeño detalle con intensidad. Preciosas fotos para una galette rústica y seguro que riquísima. Bs
¡Muchas gracias, Helena!! Veo que estamos en la misma onda y momento vital…
Un besito, Helena.